Ver ante todo la primera página en español de este sitio dedicado a Eduard Limónov:
JUNIO 2019
Eduard Limónov estuvo en España en junio de 2019 para presentar su último libro traducido al español: "El libro de las aguas" (Ed. Fulgencio Pimentel)
Leer un articulo (con entrevista a Limónov) en EL PAIS del 5 de junio del 2019 :
El escritor ruso Eduard Limónov, cuya fama creció gracias a la obra que le dedicó Emmanuel Carrère, relata en ‘El libro de las aguas’ sus andanzas amorosas, literarias y militares.
En EL CULTURAL, el suplemento de El Mundo:
"Y Limónov caminó sobre el agua ..." (con varios extractos de "El libro de las aguas")
En Cadena SER:
"Putin no es suficiente para Rusia, necesitamos a alguien más agresivo" .
En EL PERIÓDICO DE CATALUNYA:
Eduard Limónov: "Puigdemont fue un gallina"
En el diario LAS PROVINCIAS:
Un artículo también en el diario chileno LA TERCERA:
Una leyenda en libertad: Edouard Limónov presenta sus Memorias.
En el primer diario argentino, CLARIN:
Duelo de escritores: Limónov / Carrère.
Un artículo en "El País", el principal diario de Uruguay (7 de julio 2019):
Eduard Limónov, el provocador ruso vuelve al ataque
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En VICE:
Entrevisté a Eduard Limónov y sentí deseos de estrangularlo
A lo largo de la entrevista, Limónov no me mira a los ojos en ningún momento.
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IMPRESCINDIBLE
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EL MUNDO dedicó 3 artículos a Limónov:
- El primero en dos páginas completas con una larga entrevista.
- el segundo (una Opinión de Chapu Apaolaza) dedicado a Limónov asistiendo a una corrida de toros por primera vez en su vida.
Él fue el invitado de las autoridades taurinas en la plaza de toros de LAS VENTAS en Madrid, y Limónov dijo al final, en inglés:
"This is not contemporary bullshit'' ("Esto no es una tontería contemporánea")
- el tercer artículo se publica en el suplemento EL CULTURAL, con extractos largos de EL LIBRO DE LAS AGUAS
Fue el periodista Jorge Freire, quien en una entrevista con Limónov, le dio la idea de ir a ver una corrida de toros. Vea su excelente artículo para The Objective, con la entrevista de Limónov y el análisis de "El Libro de las aguas":
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LA VANGUARDIA también dedica dos páginas a Limónov. Con el subtítulo:
El artículo comienza de la siguiente manera:
"Aproximarse a Eduard Limónov (Dzerzhinsk, 1943) impone cierto respeto. Porque el escritor ruso es un personaje poliédrico y complejo, que ha construido su vida desde una profunda convicción rebelde, casi provocadora, con alma de creador punk.
Más que una vida, varias vidas, y todas ellas con suficientes ingredientes para hacer varias novelas, o sólo una, como la biografía que sobre él escribió Emmanuel Carrère, Limónov, con gran éxito de crítica y público. ... / ... / ...
Este ensayista, novelista, agitador cultural, activista político, exiliado de la URSS, exmilitar (al lado de los serbios), exvagabundo sobre el asfalto y exmayordomo en Nueva York en los setenta, tremendamente seductor, enfant terrible del París de los años ochenta e icono de la resistencia política contra el régimen de Vladimir Putin es, además de todo esto, un renovador de la literatura rusa."
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ABC en su suplemento del sábado, ABC CULTURAL del 15 de junio de 2019, las 2 páginas centrales están dedicadas a Limónov y su "LIBRO DE LAS AGUAS".
El artículo se titula:
Limònov: «Lo que aconsejo a todo el mundo es la rebelión»
Para hablar de Limónov, el periódico utiliza a dos de sus periodistas.
El primero, Juan Pedro Quiñonero, dibuja un retrato de Limónov y marca la diferencia entre el verdadero Eduard Limónov y la imagen dada por Emmanuel Carrère en su libro "LIMóNOV".
Escribe :
"No es sorprendente que Limónov no se reconozca en el personaje descrito por Emmanuel Carrère.
Pero, ¿se reconoció la Mona Lisa en el retrato de Leonardo da Vinci?
Estas son preguntas a las que los hombres de cultura no pueden responder. Preguntas que atraen al público en general, ansioso de emociones fuertes ".
El periodista Javier Villuendas fue a entrevistar a Limónov. Él dice que impresiona esta "personalidad extrema". E indica que el día anterior, una periodista se había ido llorando después de una entrevista con Limónov.
Javier Villuendas está sorprendido por los comentarios totalmente personales y originales de su entrevistado:
" Al colocar sobre la mesa el iPad y el móvil para grabarle, dice que parecen cosas nazis «por su brillo». "
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Hay que leer la mejor reseña y análisis de EL LIBRO DE LAS AGUAS.
Es la de Alejandro Luque en M'Sur :
Un extracto del artículo:
"En mi caso, los prejuicios que tenía contra Limónov eran sobre todo de índole, no sé si llamarla política, moral o humanitaria.
Limónov es conocido como el escritor que se apuntaba a todos los bombardeos de su tiempo, ya se tratara de bombardeos contra Georgia a favor de Abjasia, contra Moldavia a favor de Pridnestovie, contra Rusia a favor de Chechenia, contra Kazajistán a favor de Rusia o contra Bosnia a favor de Serbia. Parece ese tipo de hombres de acción que no pueden evitar sentir el magnetismo de los follones sangrientos y fraticidas. Me pregunto, en el caso de que -dios no lo quiera- mañana estallara una guerra en Cataluña, cuántos limónovs no se alistarían a toda prisa para vivir en primera línea eso del ardor guerrero. Me temo que muchos.
Con estos antecedentes, descubro que El libro de las aguas que tengo en mis manos va, según adelanta el autor en el prólogo, de “guerra y mujeres”. Quienes suelen saltarse los prólogos también están avisados desde la portada. Balas y condones. Testosterona y pólvora. Habrá quien, con razón, opine que para eso ya tenemos a Pérez-Reverte, sin necesidad de acudir a productos de importación. Además, quienes mucho bravuconean de donjuanes y se cuelgan a sí mismos medallas de héroe suelen ser sospechosos de estrepitosos fracasos en ambos campos, cosa que en último extremo atañe única y exclusivamente a su conciencia. Sin embargo, vale la pena dejarse llevar por la memoria del escritor ruso para que él mismo vaya revelando sus cartas, que son intransferiblemente suyas.
La narración, sugestivamente unitaria a pesar de su carácter fragmentario, está compuesta por viñetas que saltan continuamente en el tiempo y en la geografía, con el mismo desorden juguetón con que suelen acudir los recuerdos a la mente. Sin embargo, el criterio que los agavilla es el hecho de estar relacionados con algún recurso hídrico, como dirían las ONGs en su abyecta jerga, de tal suerte que los capítulos llevan por título mares, ríos, estanques, lagos, bahías, fuentes, saunas y baños, lluvia… ....///.....
Limónov sabe adornar su prosa muy certeramente con figuras poéticas y graciosos remates. Y creo que es esa mezcla de oralidad y elegancia, sumada a la sensación de verdad, de intimidad, de confidencialidad que transmiten las piezas, lo que nos va llevando de una página a otra con grata avidez.
No obstante, de un provocador nato como Limónov no se puede esperar lo que se dice una literatura edificante. Además de su afición a pegar tiros allí donde no le llamen, el autor de títulos tan bien escogidos como Los últimos días de Superman, Cómo domar un tigre en París, Diario de un fracasado o La muerte de los héroes contemporáneos no desaprovecha ninguna ocasión para mostrarse como un misógino de tomo y lomo, por más que diga y repita lo mucho que amaba a sus compañeras. ...///...
¿Por qué leer a un tipo cuya idea de la mujer aborrecemos, cuya soberbia nos parece ridícula y cuyo ideario político se halla en las antípodas del nuestro? La pregunta no es gratuita en tiempos en los que muchos se preguntan siquiera si deberían tener entre sus amigos de Facebook y Twitter a votantes de Vox, o si se deben leer artículos de periódicos con cuya tendencia no comulgamos. Pero leer un libro no equivale a ser amigo del autor. Ni siquiera a coincidir con él. Ni disfrutar con las novelas de Céline o con la poesía de Neruda significa que iríamos juntos a votar por el mismo candidato, o que nos gustaría que se casaran con nuestra mejor amiga.
No, Limónov no me parece un ejemplo a seguir, pero El libro de las aguas merece las horas que se les dedique. Incluso para reconocer al pobre diablo que nunca ha logrado estar a la altura de las mujeres que le tocaban en suerte; al tipo que, necesitado de demostrarse a sí mismo su arrojo y cegado por una extraña pulsión de muerte, se lanzaba a hacer de rambo en todas las guerras de su tiempo; al individuo extraviado en las ciénagas del siglo XX, enamorado de sí mismo antes de que cualquier otra persona, causa o bandera, pero que se siente nacido para hacer la revolución, donde sea, contra quien sea.
El narrador cita a menudo a Baudelaire. Se percibe en él el gusto baudelaireano por utilizar palabras epatantes, cochambroso, fétido, mórbido, repugnante… Y sin embargo, hay una belleza latente en los escenarios que recorre, desde el Mediterráneo de Niza hasta el mar Negro, del Danubio al Hudson, de la fontana de Trevi a la moscovita fuente de la princesa Turandot, o esa fuente de la Quinta Avenida de Nueva York donde una noche se dio un chapuzón porque, como asegura la cronología, en 1972 “promete bañarse en cualquier extensión de agua que encuentre”. Toda la fealdad que arroja al lector a la cara tiene su contrapeso en alguna forma de belleza.
Eduard Limónov se redime en ella: él está podrido, pero el mundo no, no del todo aún. Y como nos sucede con Céline y con cierto Neruda y con tantos otros, la legítima rabia se traduce en tristeza: qué lástima que fuera así, qué pena ese talento puesto al servicio de una misión tan deleznable, qué diferente habría sido si… Y paramos ahí, porque esa no es la cuestión, probablemente nunca lo fue en literatura.
Limónov es como es. Genio y figura. Y desde luego, un producto de su tiempo, una síntesis de algunas de las peores cosas que ha producido la contemporaneidad, y algunas gotas de absoluta brillantez. Escribir un libro como este, un álbum de aguas de la memoria, se antoja un modo de impedir o retrasar nuestra suerte común: que todas corran, tarde o temprano, hacia el sumidero.
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En el artículo del diario EL PAIS , el periodista Ferran Bono escribe:
"El es tan increíble que cuando Emmanuel Carrère publicó hace seis años su célebre novela Limónov, que propulsó la popularidad del escritor ruso, muchos lectores pensaron que se trataba de un personaje de ficción. Pero ahí está, sentado frente al mar, flaco, fibroso, tranquilo, risueño pero categórico en sus juicios, sin pudor, con una perilla canosa a lo Lenin, reposando el arroz con mero que acaba de probar recién llegado de Moscú, mientras apura una copa de vino blanco. ...///...///
"El libro de las aguas" son fragmentos de su vida a partir de los recuerdos vinculados con el agua: mares, océanos, ríos, saunas, lluvias… Las playas del Pacífico, del Atlántico, de la mediterránea Ostia, donde asesinaron a Pasolini; el Volga, el Danubio, el Pacífico o el Panj, afluente del Amu Daria que hace de frontera entre Afganistán y Tayikistán, desfilan por las páginas de un libro con momentos de lirismo, patetismo y militarismo en el que el protagonista es el autor, un personaje que parece transitar entre el rey y el mendigo.
Ferran Bono le recuerda a Limónov que él es una referencia para los jóvenes escritores rusos:
“Sí, eso dicen. Yo no lo sé. Creo que ellos quieren un poco de mi gloria, pero yo no lo hago por dinero y ellos sí. Intentan imitarme pero no lo logran”.'
Preguntado sobre su relación con Emmanuel Carrère, el autor de "LIMóNOV":
"“A veces nos carteamos, pero pocas veces. Después del libro dedicado a mí, no ha tenido tantos éxitos. Empecé a leer su libro dedicado al apóstol Pablo [EL REINO, en Anagrama] y aunque soy un lector muy voraz no pude aguantar más de 250 páginas. Ahora, que yo sepa, sobre todo hace cine”.
Eduard Limónov también indica en esta entrevista que el cineasta polaco PAWEL PAWLIKOWSKI (Ida - Cold War), ha desistido de dirigir la adaptación de la novela Limónov. “La última noticia que tengo es que ya no es el director de la película, aunque la productora sigue con el proyecto”.
POLÉMICA
Limónov demostró una vez más en España que pocas veces habla para no decir nada.
No cuenten con él para que haga los insulsos comentarios de escritores o artistas en promoción: generalidades para no molestar a nadie y hacer funcionar la industria cultural.
Además de los artículos ya citados, varias otras entrevistas han provocado un gran revuelo.
En EL PERIODICO:
Eduard Limónov: "Puigdemont fue un gallina"
Esta declaración de Limónov, montada en titular, fue bastante comentada, aprobada, criticada, burlada, aplaudida etc...
En la entrevista, Limónov declara sobre el intento de independencia en Cataluña, en otoño de 2017:
“El día que proclamaron la independencia tenían que haber tomado el poder sin esperar más. Puigdemont tuvo miedo. Puigdemont fue un gallina. Si me pregunta de qué lado estoy le diré que estoy del lado de quien resulte triunfador”.
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EL ESPAÑOL es uno de los sitios de noticias más populares de España, con 14 millones de visitantes únicos por mes (EL PAIS es líder en 21 millones).
Un artículo muy largo seguido de una entrevista fue dedicado a Limónov.
Aquí está el título:
Se imaginan las reacciones que siguieron en las conformistas redes sociales.
Agotado y enojado por todas estas entrevistas en serie, con siempre las mismas preguntas, Limónov se burló de la periodista EL ESPAÑOL, que finalmente se dio cuenta de ello.
Así es como termina su artículo:
Tiene un día espléndido, Limónov, dentro de esa cabeza regurgitante.
Estamos de suerte: hasta accede a hacerse fotos. Se despide estrechando la mano y con una leve reverencia. Vuelve a reírse y murmura algo.
“¿Qué dice?”, le pregunto a la traductora.
“Dice que está imaginando cómo le presentarás a tus lectores en el texto: ‘Hoy hemos tenido una reunión con un escritor loco’
Emmanuel Carrère habla de "El libro de las aguas" de Eduard Limónov:
Como Georges Perec, podría haber confeccionado la lista de las camas donde había dormido, o incluso, como buen dandy, contar la historia de algunas de sus costumbres.
Eligió las aguas: mares, océanos, ríos, lagos, estanques y piscinas. No necesariamente aguas donde se había bañado, aunque se hubiera prometido hacerlo, desde que aprendió a nadar, cada vez que fuera humanamente posible, y tal y como lo conocemos cabe pensar que raramente le contuvieron el frío, la suciedad, la altura de las olas o la perfidia de las corrientes.
El libro no sigue ningún plan cronológico ni geográfico, pasa según el humor del momento de una playa de la Costa Azul, donde observa nadar a Natasha, a un baño en el río Kubán con Zhirinovski.
Recuerda sus paseos a lo largo del Sena, en la época en que vivía en París: las sirenas de los barcos que veía cruzar por el Hudson desde su ventana en casa del multimillonario Steven; una fuente de Nueva York donde se bañó borracho y perdió sus lentillas; la costa bretona con Jean-Édern Hallier y la playa de Ostia, cerca de Roma, donde estuvo con Elena unos meses antes de que Pasolini fuera asesinado; el Mar Negro, durante la guerra de Transnistria, los torrentes de Altái, donde el trampero Zolotariov le enseñó a pescar, y el gran estanque del jardín de Luxemburgo, donde en los primeros tiempos de su estancia en París planeaba pescar carpas, de tanta hambre que tenía.
En "El libro de las aguas", hay unos cuarenta capítulos así, cortos, precisos y luminosos, encabalgando los lugares y las épocas, pero en su desorden se ordenan pese a todo alrededor de las mujeres de su vida.
Emmanuel Carrère, en su libro "Limónov"
"Édichka fue delincuente fallido en Jártov, airado dandi del underground moscovita, punk ruso en Nueva York que terminó sodomizado por un homeless, mayordomo de un multimillonario,celebridad literaria en París, voluntario en la guerra de los Balcanes (¡por el lado serbio!), fundador del Partido Nacional-Bolchevique, reo de varias cárceles, miliciano nasbol en Kazajistán, convicto por terrorismo y filofascista ocasional, entre muchas y terribles cosas.
Quizás piensen que está como una chota, pero desde luego es de los tipos más interesantes que llegarán a conocer jamás".
Kiko Amat, El País
"Es una persona real, sí, alguien de carne y hueso, pero también uno de los mejores personajes de ficción con el que podría soñar cualquier escritor".
David Morán, ABC
"Es fácil odiar a alguien. Igual que amarlo. Sólo hay que proyectar sobre esa persona aquellas cosas que para nosotros representan lo bueno o lo malo del mundo y ya está. Se diría incluso que es necesario para desenvolvernos por esta época que se empeña en recordárnoslo al dividirnos en fans o haters, blancos o negros.
Lo complicado es gestionar las emociones ante personajes como Limónov".
Darío Prieto, El Mundo
"Hay vidas que sólo pueden existir en la realidad, que si surgen de la imaginación resultan inverosímiles. Es lo que ocurre con la de Eduard Limónov" .
Página Dos, RTVE NARRATIVA
Biografía de Eduard Limónov:
Eduard Limónov, seudónimo de Eduard Veniamínovich Savenko, nace en Dzerzhinsk el 22 de febrero de 1943.
En 1947 se traslada con su familia a Járkov. Hijo de un oficial del NKVD, aspira a hacer carrera en elEjército, sueño truncado por una severa miopía que lo obliga a llevar gafas desde los ocho años y que lo hará no apto siquiera para realizar el servicio militar.
Cuando apenas es un adolescente, se aficiona a la bebida, el hurto y la lectura, y conoce la cárcel y el hospital psiquiátrico.
Hacia 1958 decide convertirse en poeta y alcanza cierto reconocimiento en círculos underground bajo el irónico seudónimo de Ed Limónov, porque limón significa limón y limonka, granada, bomba de mano.
Es también en esta época cuando conoce a Anna Moiséyevna Rubinstein, pintora expresionista, una mujer mucho mayor que él que se convertiría en su primera esposa.
En 1967, se muda con Anna a Moscú, donde sobreviven confeccionando pantalones al tiempo que Limónov trata de medrar en los círculos literarios. Allí conoce a Yélena Shchápova, de quien se enamora y con quien acaba contrayendo matrimonio en 1973.
En 1975 se muda con Yélena a Nueva York, donde se gana la vida como buenamente puede, realizando diversos trabajos no siempre relacionados con la literatura: corrige, traduce y compila artículos para el diario en lengua rusa Russkoe Dielo, y esporádicamente publica también artículos de su propia pluma, uno de los cuáles lo pone en el punto de mira de la prensa rusa y provoca su despido.
Mientras tanto, su esposa trata de labrarse una carrera como modelo y sus infidelidades socavan la estabilidad de la pareja.
Dejan de convivir y Limónov se aloja primero en el hotel Winslow, de muy baja categoría, y después en el Embassy, aún peor.
El escritor mantiene esporádicas relaciones homosexuales, frecuenta los ambientes punk y encuentra trabajo como mayordomo de un millonario neoyorquino, experiencias que describiría posteriormente en sus libros "Historia de su servidor", "Diario de un fracasado" y "Soy yo, Édichka", que será su primer libro publicado (y con éxito), en Francia en 1980, tras ser rechazado por varios editores estadounidenses.
En un viaje a Los Angeles en 1982, conoce a la cantante Natalia Medvédeva, quien lo seguirá a Paris ese mismo año, y crece su actividad en círculos literarios. Además, colabora con periódicos como el diario comunista "L’Humanité", "Le Choc du mois" y "L'Idiot International",
y se gana una reputación como nacional bolchevique.
En 1991, tras la caída de la URSS, Limónov se traslada a Rusia (recuperando la ciudadanía rusa) y compagina su carrera literaria con la política: en 1992 participa en la guerra civil de Transnistria y funda el Frente Nacional Bolchevique (después, Partido Nacional Bolchevique).
En 1993 participa en la guerra de Croacia, del lado de los serbios; en 1994 crea el periódico Limonka, que se cerraría en 2010 tras 345 números publicados.
Su actividad política lo convierte en «enemigo del Estado», y en 2001 es condenado a prisión por tráfico de armas e intento de golpe de estado en Kazajstán.
Durante los dos años y medio que pasa encerrado escribe ocho libros, entre ellos, "El libro de las aguas".
El Tribunal Supremo de Rusia ilegaliza el PNB durante dos meses, en 2005, y es ilegalizado definitivamente en 2007.
Limónov crea entonces un nuevo partido para reemplazarlo, "La Otra Rusia".
En 2011, Emmanuel Carrère publica "Limónov", una biografía del escritor, que se convierte en un superventas y recibe los más prestigiosos premios literarios en Francia, poniendo de nuevo el foco sobre el escritor ruso a nivel internacional.
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«Eduard Limónov es el Henry Miller ruso.
Por mucho que ame el líquido elemento, el propio Limónov es prácticamente imbebible.
Apóstol del nacional-bolchevismo, logra condensar dos barbaridades en una.
Es fanfarrón, amoral, mitómano, egocéntrico y falocrático. Limónov ama la revolución porque es un romántico.
Al igual que Louis-Ferdinand Céline, es políticamente errado pero literariamente certero».
Frédéric Beigbeder, Le Figaro Magazine
"El libro de las aguas" recuerda que su autor es siempre mejor y peor que sus admiradores; mejor porque es peor. Él los supera, ellos lo saben. Él es su lobo blanco, su línea rota del horizonte .
Philippe Lançon, Libération
Ver ante todo la primera página en español de este sitio dedicado a Eduard Limónov: